Se trata de Carmelo Cipollone, ex delegado gremial de Propulsora Siderúrgica en el año 1976, quién en declaraciones efectuadas ante la justicia, acusó al grupo Techint y a sindicalistas de su secuestro y de la desaparición de cientos de obreros de la planta de Ensenada. También comentó como el diario El Día marcaba a los que secuestraban.
Carmelo Cipollone declaró ante el Tribunal Oral Federal N° 1 de
La Plata, dónde se llevan adelante los juicios por delitos de lesa
humanidad acaecidos durante la última dictadura militar. En comunicación con Blues Obrero afirmó que "los que están sentados allí, son un símbolo de lo que va quedando de
los represores, de la mano ejecutora, pero los verdaderos culpables aún no han
sido juzgados"
Él trabajaba en Propulsora Siderúrgica de Techint y se presentó a elecciones como delegado en 1975 "la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) nos hizo fraude y perdimos las elecciones pero continuamos
funcionando como comisión interna porque los mismos compañeros nos decían que
habíamos ganado" comentó y agregó que en esa época "estaba Rubén Dieguez y el compañero Di Tomasso, que eran los dirigentes
sindicales de la burocracia. No hay que ser muy experto para darse
cuenta de la complicidad de los dirigentes sindicales. Aún hoy la burocracia
sindical se mueve en un ambiente de personas ricas, son sindicalistas
empresarios."
Además de recibir maltrato de parte del gremio, la UOM, en complicidad
con la patronal los denunciaban a través del escrache: "Denunciaba
al MAS, a la Juventud Peronista, todo esto en en el diario. A mi
con complicidad del diario El Día de La Plata, aparezco en un recorte como
que era 'representante de la revolución bolschevike'; yo me tuve que leer varios libros
para saber que era eso. Así
nos marcaban."
En cuanto a la empresa señaló que "todo empezó en una reunión que estábamos
haciendo con los compañeros, ahí vino un jefe de taller, tipo militar y contó a
la gerencia que estábamos reunidos. Entonces la empresa nos llama, nos prohíbe
el ingreso por un mes y nos va reincorporando de a poco. En ese tiempo, fines
del 75, adentro de la empresa se observaba gente armada, el estado represor,
que te iba marcando, era muy difícil esconderse de esa gente"
El día que las fuerzas armadas tomaron al poder, lo fueron a buscar a su casa, lo encapucharon y se lo llevaron "en la comisaría, había un Jefe de Turno de
propulsora que tomando datos, eran policías que trabajaban como jefes en propulsora
y también trabajaban como policías" explicó.
Cuando lo detuvieron el Jefe de personal de
Propulsora, "un tal Cortelletti" le mandó un telegrama a su esposa,intimándolo a que se presente a trabajar: "mi señora con gran valentía lo
contesta, pero después me mandan otro y me consideran despedido por abandono de
tareas" contó Cipollone. Al salir en libertad fue a explicarle a Corlletti que había estado detenido: "que yo no podía volver a trabajar pero me dijo 'toma' y
me dio unos pesos y me amenazó: 'tomatela
de aca porque la próxima no lo contas'. En
la oficina de atrás estaba un jefe de personal, un abogado italiano de nombre
Fidanza" señaló el obrero metalúrgico.
"En Propulsora hubo muchos compañeros detenidos
desaparecidos; antes y después del golpe. Fue dónde más sangre hubo. El
golpe no fue militar, las empresas monopólicas como Techint, Mercedes, Ford, las
grandes empresas y toda la fuerza del capital que se movía en la oscuridad para
obtener beneficios, usaron a las fuerzas armadas para diezmar el
pensamiento de los militantes, la complicidad no es solo de las empresas, sino
también de la iglesia y de los civiles, generalmente empresarios" sentenció Carmelo Cipollone.
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